Ser mujer en minería

Ser mujer en minería

La minería, conocida por ser un rubro tradicionalmente manejado por hombres, actualmente abre espacios para la participación femenina, una de estas es la Mesa de Mujer y Minería, además del Consejo Minero, espacios colaborativos que buscan impulsar la participación de mujeres en todos los niveles de la industria minera, especialmente en faenas y cargos de liderazgo, para así visibilizar el rol de las mujeres que han decidido perfeccionarse y crecer en esta industria. 

Por Almendra Marín

Además, en 2021 se publicó la Política Nacional Minera 2050, en donde una de sus metas sociales fundamental es alcanzar la paridad de género en cargos directivos y un 35% de participación femenina en la industria en general para el año 2050. Esta política busca transformar el sector en un espacio más inclusivo, justo y representativo, promoviendo condiciones laborales equitativas y fomentando la presencia de mujeres en todos los niveles de la minería chilena.

Desde la creación de la Mesa Mujer y Minería en 2015, la participación femenina en el sector ha crecido de un 8% a un 21,8%, según destacó la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana. Este avance posiciona a Chile como el segundo país con mayor inclusión de mujeres en el rubro minero a nivel mundial, aunque todavía queda un largo camino para lograr una verdadera equidad dentro de la industria.

Dentro de este contexto existen historias de mujeres que han desafiado los estereotipos laborales para abrirse paso en medio de este mundo. Tatiana Marín, perforista líder en AC Perforaciones, de 21 años, oriunda del pueblo Nueva Talcuna ubicado en la comuna de Vicuña  y Catalina Hidalgo, de 27 años procedente de La Serena, es programadora de mantenimiento para equipos de alto tonelaje en la empresa Komatsu, es una de las cuatro mujeres dentro de la empresa. Las dos son parte del reducido porcentaje femenino que trabaja en terreno, muchas veces siendo las únicas mujeres en equipos compuestos por decenas de hombres. Ambas comparten su experiencia, desafíos y aprendizajes al interior de este mundo. 

Algunas compañías han tomado medidas concretas para acelerar la inclusión femenina en la minería, como es el caso de AC Perforaciones, que lanzó una segunda versión de su programa trainee en perforación, dirigido exclusivamente a mujeres. La iniciativa busca formar nuevas operadoras en terreno, visibilizando talentos femeninos y entregando herramientas técnicas para un rubro masculinizado. 

Tatiana Marín, quién fue una de las pioneras en este programa compartió su experiencia como perforista de sondaje:

¿En qué consiste tu labor como perforista de sondaje?
Mi labor consiste en extraer testigos de roca, que luego los geólogos analizan para hacer sus estudios. En otras palabras, yo saco muestras del subsuelo para que se estudien.

¿Cuál es la parte más desafiante de tu rutina diaria en faena?
Diría que liderar un equipo. No es fácil tener personas a cargo, tomar decisiones y ser responsable de que todo funcione bien. Mi cargo es “perforista líder”, así que además de operar, también estoy al mando de dos ayudantes de sondaje.

¿Te ha pasado que te subestimen en el rubro?
Al principio muchos me subestimaron por mi contextura delgada, porque pensaban que este era un trabajo “de fuerza bruta”, pero con los avances tecnológicos, la fuerza ya no lo es todo. Igual tuve que demostrar que podía con el cargo. 

¿Has escuchado comentarios machistas en tu trabajo?
Sí, una vez un jefe —que ya no está— habló mal de mi contraturno. Dijo que para qué iban mujeres, que eran una lata, que solo iban a calentar el asiento y ocupar oxígeno a la minera.

¿Te costó insertarte en este espacio tan masculinizado?
Sí y mucho. He tenido que aprender a empoderarme, desarrollar más carácter y a convivir con hombres por largos turnos, a veces siendo la única mujer. De hecho, ahora en Antofagasta soy la única perforista mujer en mi turno. Lo cuál a veces se siente muy solitario.

¿Y cómo lidias con la soledad de estar lejos de casa?
Ahora lo llevo mejor, pero al principio fue durísimo. Uno nunca se imagina pasar fechas importantes tan lejos de la familia, pasé navidades, años nuevos, cumpleaños de mi mamá… todo lejos, pero es parte del trabajo.

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Imagen dada por Tatiana Marín

¿Cómo pesa lo mental y lo emocional en comparación con lo físico o técnico?
Muchísimo, antes me cansaba físicamente, ahora que tengo otro cargo es más mental. Tengo personas, una máquina de millones y un pozo entero bajo mi responsabilidad, el pozo es como tu bebé, por lo que hay que estar al pendiente de él y cuidarlo.

Tengo entendido que con 21 años eres una de las perforistas más jóvenes de Chile ¿Qué significa eso para ti?
Es una gran responsabilidad. Todos están mirando, dudando si por mi edad voy a fallar, pero también sé que si lo hago bien, puedo abrir camino para otras mujeres. De hecho, gracias a nuestro trabajo, se abrió un nuevo proceso de formación femenina para ayudantes de sondaje.

¿Te ha tocado lidiar con códigos o dinámicas por parte de tus compañeros de trabajo que tienden a excluir a las mujeres?
Sí, tienen códigos y formas de comunicarse entre ellos que a veces excluyen. Incluso tienen sobrenombres o frases que solo ellos entienden. Al comienzo eso me hacía sentir fuera de lugar, pero con el tiempo he aprendido a adaptarme.

¿Existen riesgos técnicos o físicos que te haya costado aprender a manejar?
Sí, por supuesto. Los errores operacionales son un riesgo constante. Por ejemplo, equivocarse al usar las palancas de la máquina puede afectar todo el proceso. Recuerdo una vez que, por un error, rompimos una herramienta clave y nos demoramos más de un día en recuperar el trabajo.

¿Cuál ha sido el momento más duro que has vivido en este trabajo?
Hace como cuatro meses, cuando casi llegábamos a los mil metros de profundidad y se rompió una herramienta esencial. Fue frustrante, lloré toda la noche. Me sentí culpable, aunque no era un error mío directo, pero como líder, una tiene que estar pendiente de todo.

¿Qué le dirías a las pequeñas que quieren trabajar en la minería?

Que se atrevan porque el mundo de la minería ahora está más enfocado en la mujer y si se atreven van a llegar muy lejos, pero tienen que tener una mentalidad fuerte, porque uno sabe que los hombres son hirientes pero no se imagina que tanto y es es lo más complejo al entrar a este mundo básicamente masculino.

Por otro lado, Catalina Hidalgo quien corresponde solo al 2,7% de mujeres dentro de la empresa Komatsu también comentó su experiencia en su oficio:

¿Cómo definirías tu trabajo como programadora de mantenimiento?
Nos encargamos de programar todas las mantenciones de los CAEX (camiones mineros), asegurando repuestos, cambios de componentes y programaciones semanales, mensuales o por horas. Es un trabajo en conjunto con los planificadores, que busca prevenir imprevistos que pueden ser riesgosos o costosos para la operación.

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Imagen dada por Catalina Hidalgo

¿Recuerdas tu primer turno en la faena?
Sí y de hecho fue fuerte, porque era mi cuarto día y noté que un técnico me ignoraba completamente y yo tenía que coordinar con ellos tareas del sistema AMT y de las 5S, así que su actitud me hacía sentir incómoda. Un día le pedí conversar en privado y le pregunté directamente qué pasaba. Llamó a su supervisor pensando que yo lo iba a acusar por acoso, yo solo quería mejorar la convivencia, porque venimos a trabajar, no a hacernos enemigos. Hoy en día tenemos buena relación.

¿Te ha tocado tomar decisiones bajo presión?
Sí. Hace poco, por ejemplo, quedé sola en mi equipo porque mis tres compañeros se ausentaron por distintas razones. Así que tuve que cubrir los cargos de planificador, encargada de recursos y mi propio rol. Fue una semana de mucha presión, porque en minería un error puede costar vidas, por lo que trate de organizar todo por listas y prioricé entre lo urgente y lo importante. Aprendí mucho de ese turno.

¿Cuál ha sido tu momento más desafiante y a la vez más gratificante en tu trabajo?
Ese turno en el que estuve sola y saqué adelante todo, fue durísimo, pero al final fui reconocida como “el samurái” del turno, ya que es una empresa japonesa y se les reconoce como samurái al más destacado del turno y yo fui destacada tres semanas seguidas. Además, me premiaron por mi desempeño. Me hizo sentir que el esfuerzo vale la pena.

¿Has sentido que tu opinión técnica es cuestionada por ser mujer?
Sí, constantemente. Como no estudié mecánica, tengo que estudiar mucho antes de hablar en reuniones. Siempre trato de plantear ideas con fundamentos, pero aún así siento que debo demostrar el doble. Si hubiese sido hombre, tal vez habría sido más fácil obtener validación.

¿Tuviste algún referente femenino en tu camino?
Sí, una operadora de maquinaria pesada. En mi antiguo trabajo como bodeguera, verla operar una retroexcavadora me inspiró mucho. Me enseñó que ser mujer en estos cargos no es una amenaza, aunque mucha gente lo vea así. Me ayudó a ver que se puede resistir y avanzar.

¿Qué habilidades blandas has desarrollado más en este entorno?
Yo diría que la empatía, la resiliencia, la comunicación y el liderazgo. También saber poner límites, porque en la faena hay que autorregular las emociones. Si eres muy simpática, te malinterpretan; si eres muy seria, te tildan de pesada. Es una constante gestión emocional.

¿Sientes que existen códigos no escritos que excluyen a las mujeres?
Totalmente. Por ejemplo, me ha pasado que entro a una oficina donde hay solo hombres riéndose y de repente se callan al verme. Son pequeñas cosas que muestran que todavía hay mucha cultura por cambiar.

¿Cuál dirías que es tu sueño dentro del rubro?
Quiero ser una mujer experta en el área. Que digan “llama a la Cata, porque esa mina es seca”. Quiero que me busquen por lo que sé y por lo que puedo aportar.

Las trayectorias de Tatiana Marín y Catalina Hidalgo inspiran a nuevas generaciones a ocupar roles que hasta hace poco se les habían impedido usar, demostrando que en la minería también hay lugar para mujeres que lideran, piensan y defienden sus creencias y metas.

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