Getting your Trinity Audio player ready...

 Foto de: ANID-FONDECYT 1221825 y Arqueología Semiárido Costero.

Por Lucas Stack

La tranquila localidad de Caleta Los Hornos, ubicada a 36 km al norte de La Serena, en la comuna de La Higuera, ha sido escenario de un descubrimiento arqueológico significativo: osamentas humanas con una antigüedad estimada de 5 mil años, fueron desenterradas a finales del año 2023, revelando similitudes con otros yacimientos del Arcaico Tardío a lo largo de la costa, como los sitios arqueológicos de Punta Teatinos y el cementerio de Guanaqueros.

El hallazgo de osamentas humanas con una antigüedad de 5 mil años en la localidad de Caleta Los Hornos, fue un acontecimiento que despertó gran interés tanto en la comunidad científica como en la local, propiciando una estrecha colaboración entre expertos en investigación arqueológica y miembros de la comunidad interesados en la preservación y promoción de este legado ancestral. Ahora, siete meses después del salvataje del descubrimiento, se han realizado avances significativos en su estudio y en la integración de este patrimonio en el desarrollo turístico y cultural de la región de Coquimbo. 

Fue en el año 2017 cuando un grupo de turistas que recorría la caleta pesquera se dieron cuenta de que había osamentas que sobresalían de una ladera en plena urbanización, lo que ocasionó que informarán al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) y a la Policía de Investigaciones (PDI) quienes acudieron al lugar para determinar si los restos correspondían a hechos recientes o antiguos. Marcelo Villalobos, emprendedor de Turismo Humboldt y miembro de Agrupación Camanchaca fue quien junto con la comunidad alertó al CEAZA (Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas) sobre la importancia de este hallazgo y la necesidad de rescatarlo. “Nosotros, como organización social llamada Movimiento Ambiental Camanchaca, nos contactamos con el CEAZA y posteriormente con el arqueólogo Boris Santander, de la Universidad Alberto Hurtado. Así, esta iniciativa nació desde la comunidad, ya que, como habitantes del territorio, observábamos la situación y nos preguntábamos por qué no había ningún profesional a cargo, especialmente porque la osamenta, que en su momento parecía intacta, empezó a erosionarse debido al clima y parte del cráneo comenzó a desprenderse, lo cual nos urgía aún más a tomar acción, ya que se estaba perdiendo información valiosa”.

Siete años tuvieron que pasar para que se realizará  el salvataje de los restos en noviembre de 2023. Debido a la escasez de personal a nivel nacional, el Consejo de Monumentos Nacionales no había podido enviar un arqueólogo al lugar para determinar la situación. Sin embargo, el Dr. Boris Santander, académico de la Universidad Alberto Hurtado (UAH) y arqueólogo, confirmó en terreno el estado del esqueleto asociando que la datación del hallazgo correspondía al periodo del Arcaico Tardío, es decir, hace unos 4 mil o 6 mil años de antigüedad. 

“Era un entierro que estaba en un perfil expuesto, que es como cuando se corta una torta de milhoja y sacas un trozo, puedes ver todas las capitas que hay en la torta. Lo mismo ocurría en este caso” comenta el Dr. Santander. De esta manera, se pudo constatar que los restos presentaban el perfil expuesto de la cabeza, “lo que se veía era el endocráneo, es decir, la cara interna del cráneo junto con el foramen magno que es la conexión entre el endocráneo y la columna vertebral. Además, pudimos apreciar algunos de los huesos largos, en concreto, una tibia y parte de un húmero, lo que nos dio una idea de que esta persona estaba en posición decúbito lateral flectado, que es acostado de lado y flectado con las rodillas hacia el pecho. Es una posición que se puede llamar fetal, pero no es propiamente una posición fetal porque los hiper flectados en general están compactados, y eso implica intervención humana” señala Santander, quién se encuentra realizando un proyecto FONDECYT (Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico) en la costa,  entre los ríos Elqui y Huasco, que tiene por objetivo estudiar a las comunidades costeras del periodo Holoceno Medio, entre 5 mil y 9 mil años atrás.

Foto de: ANID-FONDECYT 1221825 y Arqueología Semiárido Costero.

Los restos fueron llevados al laboratorio de la Universidad Alberto Hurtado donde el análisis preliminar realizado por la antropóloga física y memorista de Arqueología de dicha universidad, Lia Leyton, ha arrojado luces sobre el pasado del esqueleto. Así lo detalla Santander, “este caso corresponde a un individuo masculino, el cual presenta mucha pérdida de piezas dentales a pesar de su edad, que se estima entre los 20 y 35 años. Igualmente, tiene algunas fracturas en los dedos de los pies, lo que es muy común en poblaciones costeras, ya que caminaban descalzos sobre los roqueríos, asimismo, posee una fractura por esfuerzo en una de las primeras costillas, que es una fractura que en general está asociada a estrés físico, a hacer mucha fuerza con algún implemento. También se encontró que tiene algunas lesiones degenerativas, probablemente tiene mucho que ver con el tipo de dieta de esta persona. La dieta marina es muy pobre en algunas vitaminas y en algunos minerales, y por lo tanto generan condiciones patológicas en el esqueleto que son observables en este individuo”.

Por consiguiente, el arqueólogo ha solicitado un permiso al CMN para extraer una de las pocas piezas dentales que tiene para que sea estudiada en un laboratorio en Estados Unidos en donde se pretende ampliar en su estudio, “queremos fechar el esqueleto directamente para descartar la asociación y hacer estudios de DNA para conocer su ancestría genética y hacer análisis de isótopos estables que nos permitan confirmar, por ejemplo si esta es una persona que vivió permanentemente en la costa o si tiene incorporación de una dieta más bien de interior a través del análisis de elementos químicos en la composición del hueso o de los tejidos del individuo”.

Foto de: ANID-FONDECYT 1221825 y Arqueología Semiárido Costero.

Pero toda causa tiene su efecto, y es que tres meses después, a principios de enero, Caleta Los Hornos fue testigo de otro hallazgo arqueológico el cual se encontraba a sólo 300 metros del sitio anterior “el esqueleto estaba muy expuesto, pero muy bien conservado y lo que hicimos fue volver a hacer una excavación de salvataje, que reveló que este segundo individuo aparte de tener menos lesiones óseas tiene una dentadura más completa y menos desgaste dental, además, presenta caries, las cuales se producen porque las bacterias en la dentadura metabolizan azúcares, produciendo un desecho ácido que disuelve el esmalte dental, formando hoyos. Las dietas costeras no contienen carbohidratos, así que la presencia de caries sugiere una dieta rica en azúcares y almidones, típica de dietas que incluyen cereales cultivados u otros productos terrestres ricos en carbohidratos. Esto indica que este individuo posiblemente vivió en una época más reciente, tal vez unos milenios después” Señala el Dr. Santander, dando cuenta de la importancia arqueológica de la zona, puesto que contiene diversos entierros humanos

Foto de: ANID-FONDECYT 1221825 y Arqueología Semiárido Costero.

Foto de: ANID-FONDECYT 1221825 y Arqueología Semiárido Costero.

Impacto en el turismo y la preservación

Caleta Los Hornos suele ser conocida por su atractivo gastronómico y por la pesca artesanal debido a su diversidad marina, sin embargo, a raíz de estos hallazgos la localidad se posiciona como un destino de relevancia cultural, así lo explica Marcelo Villalobos, quien es guía local de la empresa Turismo Humboldt “tenemos como objetivo resguardar el patrimonio arqueológico que hay en la localidad. La gente se crió en esos espacios, con los vestigios a mano, ya que el borde costero estaba lleno de puntas de flechas, lleno de vasijas, lleno de osamentas. Nuestra intención como organización es darle una valoración a la caleta, ya que siempre ha sido conocida como una caleta de buzos y gastronómica, donde hay muchos restaurantes, pero ahora estamos cambiando eso para que también sea conocida como una caleta arqueológica”. 

De esta manera en 2022 la Agrupación Camanchaca, de la cual Villalobos es parte, lanzó una iniciativa de “bioturismo”. La idea es utilizar toda la información y el trabajo que se está recopilando para promover un turismo con triple impacto en la comunidad, aprovechando el crecimiento económico para invertir en jornadas culturales de difusión científica. “Logramos traer al CEAZA, y Boris Santander y su equipo estuvieron en la plaza central de la localidad, hablando sobre los hallazgos y respondiendo preguntas a la gente local. Fue muy interesante usar el turismo como una herramienta de conservación de sitios arqueológicos, tanto para los visitantes como para la comunidad. Es positivo que exista una herramienta de conservación sustentable que no deteriore los espacios. Descubrimos que el turismo, respaldado por la ciencia, los profesionales en el campo y el apoyo académico, era la herramienta adecuada”. En relación con esto, Claudia Hernández encargada de Divulgación Científica del CEAZA destaca la importancia de generar estas alianzas “creo que es muy importante el hallazgo, ya que permitió incluir el programa de ciencia y turismo del CEAZA en este salvataje. Lo que hicimos fue vincular al arqueólogo Boris, a quien conocía y sabía que estaba trabajando en la zona, con Marcelo, un habitante local. A raíz del hallazgo, actuamos como agentes articuladores entre ambos”.

“Lo hicimos porque consideramos muy relevante el estudio de la arqueología local y la difusión de información fidedigna sobre estos hallazgos. Esto es importante para poner en valor la localidad, tanto para sus habitantes, quienes deben conocer el lugar donde viven, como para el desarrollo turístico y cualquier otro tipo de desarrollo en la localidad”. Asimismo, Claudia ve una oportunidad para la creación de un museo local con este tipo de hallazgos. “Los museos no siempre tienen el espacio para almacenar registros arqueológicos. Por lo tanto, sería beneficioso pensar en una estrategia para tener museos locales que permitan salvaguardar estos registros, pero también exhibirlos y compartirlos con los visitantes, mostrando la historia y la cultura de los pueblos originarios y los primeros habitantes del lugar. Sería de gran valor ubicar este museo en la localidad de Caleta Los Hornos. Esta posibilidad no solo permitiría tener un polo de desarrollo cultural y local interesante, sino que también beneficiaría a ese sector. Creo que es una propuesta interesante que vale la pena plantear”.

Foto de Instagram: @turismohumboldt

Caleta Los Hornos se está posicionando como un destino turístico innovador en la región, focalizándose en el ámbito del arqueoturismo. De esta manera, Turismo Humboldt se encuentra trabajando para diversificar su oferta turística, que respaldados por informes y la atención académica buscan agilizar el proceso para que el sendero y el borde costero sean declarados santuarios. Frente a esto Villalobos reflexiona, “Imaginamos un futuro en el que los vestigios arqueológicos de la región sean reconocidos y transmitidos a las nuevas generaciones, integrando este conocimiento en el sistema educativo. Queremos fomentar un turismo responsable, donde los visitantes comprendan la importancia de no llevarse piezas arqueológicas, entendiendo que esto es una pérdida de información y es ilegal”. Aspiración que contrasta con el hecho de que recientemente se instaló un alcantarillado y se descubrió otro vestigio de osamentas, que luego fueron trasladadas y enterradas nuevamente sin aviso, por decisión de la empresa constructora. “Es posible que sigan apareciendo con cada nueva construcción o intervención. Nuestro objetivo es estar alertas y en contacto constante con los arqueólogos, por si ocurre nuevamente. Este tipo de acciones son ilegales; si se descubre algún vestigio, la obra debería detenerse. Lamentablemente, en muchas ocasiones no se divulgan estos hallazgos arqueológicos, lo que representa un desafío para la arqueología” señala Villalobos. 

Asimismo, debido a las características de la zona, y los numerosos entierros de los que se tiene conocimiento, para el Dr. Boris Santander es un espacio que hay que proteger “yo no estoy en contra de que se hagan obras de inversión y de que se construya, de lo que estoy en contra es de que se destruya el patrimonio sin tener la posibilidad de estudiarlo previamente. Hay que generar un plan que nos permita anticiparnos a la aparición de los restos y no esperar a que llegue una pala mecánica, o a que llueva para que aparezcan los restos y poder levantarlos. Hay que generar una vinculación que nos permita hacer esto. Afortunadamente en la actualidad, la localidad cuenta con una comunidad que está muy interesada en su patrimonio y en el pasado de la caleta”.

“Lo que me interesa poder transmitir es que todo esto está directamente vinculado a la capacidad que tengamos de juntarnos con la gente y en este sentido soy súper optimista con respecto a estas posibilidades. Logramos hacer arqueología con las comunidades y en las comunidades, no simplemente hacer arqueología desde los espacios académicos o desde las empresas o de los proyectos de inversión. Si la comunidad necesitaba un arqueólogo o arqueóloga, nosotros estábamos allí y avanzábamos juntos. Creo que esta relación debería ser más natural y fluida, y debería existir en todas las comunidades, entendiendo comunidad en su sentido original como la unión de personas” finaliza.