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Por Aruna Gálvez

En el Valle del Elqui aún perdura el conocimiento ancestral sobre las plantas medicinales, personas como Julia Hidalgo y Dionisia Rojas son guardianas de esta tradición milenaria.

Por mucho tiempo, las plantas han sido empleadas en el mundo por sus propiedades medicinales, sobre todo por comunidades indígenas que valoran la naturaleza y sus ventajas. Mantener esta tradición ha sido esencial, pues es la base de muchos tratamientos médicos actuales. En el Valle del Elqui, aún quedan algunas personas que tienen este saber antiguo y hacen lo posible para comunicarlo a los demás miembros de la comunidad. Sin embargo, es importante resaltar y compartir este conocimiento para garantizar su permanencia.

A lo largo de los años en Chile, distintas comunidades como los Mapuches, Huilliche, Yagan y Diaguitas se han destacado por tener una estrecha conexión con la naturaleza, la cual ha proporcionado a las personas soluciones esenciales para su sustento, como comida y vivienda.

En este escenario, según la página Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional de Chile, en la época de la conquista “se fundió el conocimiento ancestral aborigen, con el aporte de los conquistadores españoles, quienes trajeron consigo hierbas sanadoras de origen extranjero”. Debido a este y otros factores, el conocimiento acerca de las plantas y sus propiedades curativas ha progresado, creando así el patrimonio farmacéutico tradicional en Chile, el cual ha sido un recurso valioso transmitido de una generación a otra y que es parte esencial de la cultura chilena.

Un buen ejemplo que muestra la persistencia de la medicina tradicional es la cultura Mapuche, una de las principales etnias indígenas del país, que todavía mantiene una presencia significativa. Según un artículo de Gabriela Valenzuela, doctora en Ciencias Farmacéuticas y publicado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, esta comunidad tiene una larga historia en el empleo de plantas con fines medicinales. Valenzuela afirma que la cultura mapuche lleva mucho tiempo utilizando plantas medicinales, pero su perspectiva sobre las enfermedades se centra en la conexión entre la persona y su espíritu. Sin embargo, la doctora resalta que muchas plantas medicinales mapuches tienen respaldo científico, como la comprobación del efecto antioxidante del Maqui y antiinflamatorio del Matico.

En el presente, algo que hay que tener en cuenta es que numerosas hierbas usadas con fines medicinales son la base de fármacos muy populares, ya sea consumida directamente o utilizadas en diversas formas como infusiones o cataplasmas. Según un artículo del Instituto Agroalimentario de Aragón llamado ‘El que siembra plantas recoge medicamentos’, la Aspirina viene de la corteza del sauce, la Digoxina sé obtiene de la planta Dedalera y la Quinina, un antimalárico, proviene de la corteza del árbol Cinchona, entre otros ejemplos.

Reflexionar sobre la utilización de plantas con fines medicinales, es una costumbre antigua que continúa siendo la base de diferentes medicamentos importantes en la actualidad. Resaltar la relación entre diferentes generaciones es crucial en este campo. A pesar de que la mayoría de la gente compra medicamentos en farmacias actualmente, aún hay algunos que eligen la medicina natural en lugar de los fármacos. En la región de Coquimbo, más específicamente en el Valle del Elqui, se encuentran personas autóctonas que tratan de mantener vigente el uso de hierbas medicinales. No obstante, la permanencia de esta costumbre se ve desafiada para perdurar en el futuro.

Julia Hidalgo, de 64 años, ha dedicado más de la mitad de su vida al estudio y empleo de plantas medicinales, pero fue cuando llego al Valle del Elqui y se asentó en la localidad de Diaguitas que su vivencia se hizo más profunda. En este período pudo relacionarse con varias mujeres locales que estaban muy involucradas con la naturaleza, los árboles nativos del valle y el uso medicinal de las plantas.

Ella describe que se encontró con “mujeres muy arraigadas en la tierra”, las cuales tenían una fuerte conexión con la naturaleza. Personas como Rodolinda, Orfelia e Isolina no solo le brindaron enseñanzas acerca de las plantas y la utilización de hierbas, sino que también le transmitieron valiosos saberes sobre las características de los árboles y la creación de remedios naturales, como ungüentos e infusiones. Gracias a ellas, Julia logró desarrollar un profundo conocimiento sobre estas antiguas costumbres y sus beneficios terapéuticos.

Entre estas mujeres que sirvieron como maestras para Julia se destaca a Dionisia Rojas, quien tiene 80 años y es oriunda de la localidad de Puyaye. También es conocida en el valle, como la señora Nicha, distinguida por ser una de las pocas yerbateras tradicionales aún vivas. Julia afirma que las plantas más empleadas por la señora Nicha “son las que se encuentran en la montaña. Recuerdo un remedio que preparaba con cactus para tratar el cáncer, quemando la planta para obtener su esencia”. Julia comenta que la herencia de estas mujeres se está desvaneciendo y destaca que, a pesar de que a muchas personas no les interesan estos conocimientos, en realidad son “tesoros que deberíamos de guardar para un futuro”.

En un video subido a YouTube por la cuenta ‘Círculo Viñachishkas/Fundación Apache’ llamado ‘Capítulo uno: Abuela Nicha, sabedora ancestral del Valle de Elqui’, la señora Nicha relata que la mayoría de su amplio conocimiento sobre las hierbas medicinales lo ha heredado de sus ancestros. Su familia, especialmente su bisabuela, fue una influencia clave en aprender sobre el uso de las hierbas, pues comenta que fue criada en este contexto, ya que anteriormente era muy difícil acceder a tratamientos médicos con doctores, pues los principales centros de salud estaban muy alejados.

A lo largo del tiempo, Dionisia ha ayudado a muchas personas con diferentes enfermedades gracias a su amplio entendimiento de las propiedades curativas de las plantas. Personas de diferentes partes de la región y también de ciudades como Santiago y Valparaíso han venido al Valle del Elqui especialmente a tratarse con ella para aliviar diferentes dolencias, pues ella afirma que “las yerbas no son tan rápidas en hacer efecto como los medicamentos de farmacia, pero sí pueden llegar curan”.

Dionisia afirma que le gusta mucho dedicarse a las hierbas medicinales y poder ayudar a las personas con su conocimiento, además de que su familia la apoya a seguir trabajando. De hecho, comenta que sus hijos le dicen “mamita usted siga porque tiene que dejar el legado a las personas”, pues así es una forma que la tradición continúe.

Referente a la realización de tratamientos con hierbas medicinales para padecimientos o dolencias, estos sí son recomendables, lo que no quiere decir que las hierbas sean la cura definitiva para todas las enfermedades, pero sí en ocasiones donde estas se encuentran muy avanzadas o ya catalogadas como crónica. En aquel caso, las plantas pueden servir como un apoyo para que la persona logre sanarse o mantenerse estable pudiendo suplir, en algunas ocasiones, fármacos con elementos menos invasivos para el organismo.

Este es el caso de Carmen Ahumada, quien lleva un tiempo prolongado tratando las dolencias y efectos de su enfermedad con plantas medicinales. A pesar de no querer divulgar el nombre exacto de su enfermedad, Carmen indica que ha experimentado inflamaciones severas en diferentes áreas de su cuerpo por mucho tiempo, como sus extremidades, pies y órganos internos. Estos procesos inflamatorios han disminuido en gran medida su capacidad para moverse, incluso llegando a dejarla inmovilizada en la cama en situaciones críticas.

Carmen menciona que en un principio el médico le había recomendado medicamentos antiinflamatorios y relajantes musculares como tratamiento principal para sus molestias. No obstante, tras usarlos por un largo período, optó por buscar otras alternativas médicas para controlar sus dolores. En ese momento, descubrió las ventajas de ciertas hierbas muy populares, como la cúrcuma, la canela y la pimienta, las cuales empezó a añadir a su consumo habitual como infusiones, logrando una mejoría significativa en su cuerpo con el tiempo.

En relación con esto, el artículo denominado ‘¿Se puede mezclar la cúrcuma con la canela?, estos son los efectos en tu cuerpo’, publicado en el diario llamado El Universo, la cúrcuma “se considera un poderoso antiinflamatorio que puede tener efectos en la reducción del riesgo de desarrollar cáncer”, además de otras propiedades y la canela contiene grandes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.

Algo que ella destaca es que este tratamiento depende mucho del “trabajo mental que acompaña el tratamiento natural”. Carmen describe que comenzó a considerar su cuerpo como un sistema completo, abordando no solo los síntomas físicos, sino también investigando las raíces de sus dolores y el motivo de su aparición. Según Carmen, este enfoque completo ha sido vital para su bienestar en general y le ha ayudado a alcanzar un equilibrio que no había logrado con los tratamientos tradicionales.

Carmen destaca que “las plantas no funcionan como los medicamentos”, siguen un procedimiento mucho más pausado, logrando aun así resultados. Ella afirma que aparte de añadir la cúrcuma, canela y pimienta a su rutina, también mejoró su dieta siguiendo una alimentación mucho más saludable. Es así que logro disminuir progresivamente la cantidad de remedios que había estado utilizando durante años. Actualmente, ha pasado seis meses sin ingerir fármacos, consumiendo ocasionalmente una combinación de las hierbas mencionadas con anterioridad junto de masajes con aceites de romero y cannabis, además de otras hierbas que son beneficiosas para su bienestar.

Hay varias maneras en las que se puede consumir o utilizar plantas con propiedades medicinales. La opción principal es consumirlas en forma de infusiones, aunque también se pueden usar en ungüentos, cataplasmas o aceites. Utilizar tinturas madre es una forma eficaz de preservar y aprovechar sus propiedades a largo plazo.

Pía Hormazábal lleva más de 30 años estudiando y compartiendo conocimientos sobre el uso de las hierbas medicinales. De acuerdo con su testimonio, fue en el Valle del Elqui donde aprendió acerca del cultivo, recolección y procesamiento de estas plantas. En la actualidad, se enfoca en la creación de tinturas madre y aceite de orégano, destacadas por sus diversos beneficios.

La elaboración de estas tinturas conlleva un procedimiento extenso. Tras reunir y secar las plantas, se dejan en remojo en alcohol por más de 40 días. Pía indica que, por lo general, deja las plantas macerar durante unos cuatro meses para garantizar una concentración máxima y extraer todas sus propiedades. De acuerdo con ella, este procedimiento “sintetiza las propiedades de la planta”, posibilitando su utilización en varias preparaciones específicas dependiendo de la situación.

Para Pía, las plantas medicinales “van a la raíz de los problemas, a diferencia de la medicina moderna que camufla los síntomas”. Ella comenta que, al momento de sumergirse en este mundo, no pudo salir de él y se transformó en una forma de vivir. También cree que el tratamiento con las plantas es “más que un trabajo, lo veo como un aporte a la humanidad”, pues bien, a pesar de la incertidumbre que hay sobre el futuro acerca de la utilización de las hierbas medicinales, ella busca ayudar a las personas con los productos que promueve, evidenciando la efectividad de la medicina natural.

Julia Hidalgo realiza una labor similar, para ella, su forma de transmitir este conocimiento a las personas y a las nuevas generaciones es a través de impartir talleres de botiquín natural de primeros auxilios, dirigidos específicamente a amas de casa, pues de acuerdo con Julia, la idea es que “en vez de que las mamás vayas corriendo al hospital cuando a sus hijos les pase algo, que tengan el conocimiento básico para poder bajar una fiebre, calmar una tos o sanar una herida». Para ella esta es una de las labores para enseñar a la gente la utilización “de los remedios que Dios puso en la tierra”.

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Es importante destacar el hecho de mantener viva esta herencia, ya que es la base de muchos medicamentos y actualmente hay pocas personas que tienen este saber antiguo y lo comparten.       Es aconsejable sumergirse en este mundo comenzando a investigar las particularidades de las plantas medicinales, pues además de su gran atractivo estético, tienen funciones sanadoras. En el sitio web del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural existe una guía disponible donde se explica qué plantas y árboles chilenos hay y para qué se pueden utilizar.