
Elizabeth Balcázar, activista medioambiental: «Es crucial entender el lugar donde nos encontramos, no solo como individuos, sino como parte de una comunidad»
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Por Estefanía Donders y Lucas Stack
La joven de 22 años es estudiante de Pedagogía en Castellano y Filosofía en la Universidad de La Serena y se erige como una voz comprometida en la búsqueda de un vínculo más profundo entre la comunidad y su entorno. Oriunda de Caleta de Hornos, la activista habla de sus aspiraciones y cómo busca transmitir sus experiencias siendo parte de organizaciones medioambientales su labor como secretaria de la ONG Defensa Ambiental Región de Coquimbo y su paso por la mesa directiva de Fridays For Future (FFF) La Serena, en la cual fue dirigente. Además, cuenta sobre el trabajo fundamental que ejerce en su comunidad, enfocado en la lucha por la permanencia de la cultura local.
De mirada inteligente y pelo castaño, Elizabeth Balcázar se define como risueña y enérgica, su entusiasmo por la cultura local es palpable: “Es necesario que ahondemos en la cultura y cómo ésta se cimentó, especialmente, en lugares donde no se habla tanto de las raíces como son las zonas costeras más alejadas, que también son pueblos; comunidades que se han formado en menor escala y que la gente, por no tener la información suficiente o las herramientas necesarias para conocer su historia, tiende a no proteger y dar el valor que los lugares merecen”.
La joven, de estatura mediana, es una ávida lectora y tiene una facilidad innata para hilar las palabras, además de una apertura espontánea, lo que hace fácil que se explaye: “Este interés nace por mis relaciones más cercanas, o sea, con mi familia. Mi papá es buzo y trabajador del mar y me ha acercado desde siempre a este entorno, lo que me ha permitido sumergirme en el día a día de su labor, en la obtención de los productos marinos, en el proceso de trabajo, la comercialización y toda la dinámica que envuelve a este escenario”.
Caleta de Hornos es un pueblo pesquero que está ubicado a 36 km al norte de La Serena en la comuna de La Higuera, región de Coquimbo, su principal actividad económica es la pesca y la extracción de mariscos. “Creo que es crucial entender el lugar donde nos encontramos, no solo como individuos, sino como parte de una comunidad. Reconocer su historia, comprender lo que ha sucedido en el pasado, identificar lo que debe continuar y lo que no podemos permitir que se repita”, afirma Elizabeth con tono de reflexión.
Mientras habla se acomoda en el asiento del copiloto en el auto. Se aprecia su carácter relajado y comenta que accedió a conceder esta entrevista porque dice que: “Es importante dar a conocer estos temas”, y al no encontrar un lugar adecuado para conversar, deja claro que no tiene ningún problema en conversar ahí -parece adaptarse rápido a cualquier ambiente-, así que desliza el asiento para atrás y baja la visera del parabrisas para tener más sombra, ya que es una tarde soleada y el calor se percibe, incluso al estar estacionada a la sombra de un árbol.
“Cuando estás tan cerca de todo este sistema, surge naturalmente la curiosidad por conocer más, lo que me ha llevado desde el 2018 a participar en movimientos medioambientales, y dentro de eso está el aspecto cultural, me refiero a quienes se asentaron aquí primeramente y empezaron con todas estas actividades sacando provecho de lo que el océano les daba. Mi vida en Caleta de Hornos ha sido la semilla de este interés: la estrecha cercanía con el mar genera un afecto profundo que va más allá, a diferencia de las personas que no han vivido toda su vida aquí, porque yo en los 22 años que tengo, he visto cómo ha crecido la caleta, el desarrollo de las escuelas, de la gastronomía originaria, de las embarcaciones. Todo ha ido evolucionando, entonces, creo que desde ahí nace este interés personal”. -asegura, con sorprendente fluidez que transmite claridad y convicción en su relato-.
Un proyecto educativo Innovador
Como parte de su compromiso con la comunidad y la promoción de la cultura en su localidad, Elizabeth estará a cargo de un taller cultural el cual se realizará en la escuela básica Carlos Condell de Caleta de Hornos: “El taller parte como una idea para llevar a cabo junto a mis compañeros de otras agrupaciones en las que participo y el objetivo es compartir nuestros conocimientos, destacar los aspectos de nuestra cultura y concientizar a los niños sobre la importancia de protegerla. Porque es común que los adultos de la zona posean una educación carente en el aspecto identitario, y esto cobra mucha más importancia en la actualidad, cuando nos enfrentamos a desafíos ambientales y culturales; por lo que es crítico rescatar nuestra identidad y cultura para trabajar con miras hacia el futuro”-enfatiza, dando cuenta de una madurez y una mirada excepcionalmente crítica de su entorno-.
La activista y estudiante resalta con pasión un aspecto que es fundamental para impulsar cambios en la sociedad “Los niños son el futuro de todo”, -declara con firmeza- “y como soy estudiante de pedagogía tengo esta visión sobre el potencial de aprendizaje de los niños y lo que son capaces de demostrar por sí mismos en el futuro” -agrega con una mirada fija y hace una pausa- “va dedicado a las mentes más jovencitas de la localidad, porque ellos son los encargados de plantar más adelante y hacer crecer este arbolito de la cultura. Espero que con el tiempo se genere una conciencia genuina sobre nuestra identidad, el entorno en el cual estamos insertos y la importancia de protegerlo”. Anteriormente, Elizabeth ha participado en conversatorios y exposiciones dirigidas a un público adulto en los que se dan instancias de diálogo, donde los asistentes preguntan y señalan cosas, sin embargo, ahora es la primera vez que trabaja con un público joven- “es totalmente nuevo y considero que es especial y enriquecedor porque ellos están casi en blanco, libres de sesgos y posturas políticas. Observan la vida y su entorno con inocencia y creo que es desde ese punto donde se puede cultivar mejor el conocimiento” -expresa de manera reflexiva y a la vez alentadora-.
Por otro lado, la joven resalta la importancia de abordar este tema en las comunidades, ya que las problemáticas socioambientales dificultan la llegada de información verídica a los colegios, lo que afecta la comprensión de quiénes son y la relevancia de cuán valioso es el océano que tienen en frente, puesto que recalca- “los niños crecen escuchando datos o concepciones erróneas de la realidad, de cosas que son omitidas, que son parte de la historia y que no se muestran tal como son. Por eso mi principal motivación es tratar de ampliar el conocimiento que ellos poseen y garantizar que la información que ellos manejen sea verídica y completa, evitando así, ocultar o tergiversar ciertos aspectos por conveniencia”. declara, haciendo un ademán determinado con las manos y adoptando una actitud más seria.
“Es importante que los establecimientos educacionales como la escuela Carlos Condell estén abiertos a aceptar este tipo de propuestas. Eso lo valoro mucho y sé que ellos están constantemente buscando que se promueva la cultura de esa forma, entonces, contamos con el apoyo de los profesores, del director de la escuela, y si bien, no es un apoyo a nivel municipal, creo que eso es suficiente”, agrega juntando las manos en señal de conformidad. Asimismo, cuenta que tienen planeado seguir una pauta de aproximadamente 5 a 6 talleres y llevarlo a cabo en los últimos días de noviembre, “pues son los días que los niños ya no están con tanta carga académica y resulta más factible que participen”-demostrando que tiene todo organizado y pensado para llevarlo a la práctica-. También añade que “lo vamos a impartir junto a los profesores que están dispuestos a trabajar colaborativamente con nosotros, la idea es que se realice en las horas de consejo de curso o en horas que están relacionadas al tema, como historia y artes porque planeamos hacerlo no solamente como conversatorio, sino que también de una manera más didáctica aportando materiales y realizando actividades” – agrega con una sonrisa-.
La realización de estos talleres enfocado en los niños es una iniciativa completamente nueva en la localidad, ya que anteriormente se habían impartido conversatorios para adultos a través de la Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica (CONAFE) o el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA), por lo que expresa con un tono alegre- “lo más importante es que ahora es un taller impartido por personas de acá, lo cual creo que le da un valor agregado a la actividad. Lo considero, más que un desafío personal, un desafío comunitario; lograr que los niños vean de otra manera las cosas, que se involucren para que en el futuro puedan hablar con más propiedad de su cultura, de quienes son y de dónde vienen, para que finalmente, quede atrás esta visión impopular de “venir de un pueblo” finaliza con un tono esperanzador, dando cuenta de que el poder de la acción en conjunto con la determinación puede impactar positivamente en el entorno
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