Golpe al corazón: testimonios de mujeres que sobrevivieron a la dictadura militar en Chile

Golpe al corazón: testimonios de mujeres que sobrevivieron a la dictadura militar en Chile

Durante este año 2023 el Gobierno firmó el decreto para oficializar el Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia, un paso importante para familiares y amigos de las 40.175 víctimas calificadas oficialmente por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que siguen esperando respuestas después de 50 años. 

Por Aruna Galvéz

El 11 de septiembre de 1973 se produjo el Golpe de Estado en Chile que llevaría a casi 17 años de dictadura, durante este periodo existieron personas exiliadas, fallecidas, desaparecidas y torturadas, lo que da cuenta de la violación sistemática de los derechos humanos. Debido a esto, familias completas tuvieron que separarse, dando paso a un futuro incierto. En ese entonces, al igual que ahora, todos vivían sus historias personales, proyectándose en un futuro próximo. Algunos pensaban en casarse, tener hijos, en cómo celebrar el 18 de septiembre, en estudiar para algún examen o simplemente continuar con sus rutinas, pero ese futuro predecible y seguro se desvaneció el 11 de septiembre, dando paso a un periodo triste y oscuro que de una u otra forma impactó la vida de todos los chilenos hasta el día de hoy, dejando secuelas, en algunos casos físicas, pero por sobre todo psicológicas como es el caso de Roxana, Gina, Clara y Alejandra, quienes comparten recuerdos sobre un acontecimiento que alteró el curso de sus historia de manera permanente.

Según la página Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional, fue cerca de las 11:00 de la mañana del 11 de septiembre que Salvador Allende realizó su último comunicado como presidente del país a través de Radio Magallanes. En él, señaló que no abandonaría de ninguna manera la casa de gobierno, manteniéndose firme en su postura de «seguir defendiendo a Chile». Luego de esto, a las 12:52 p.m. se inicia el bombardeo al Palacio de La Moneda, cerca de las 13:40 p.m. Allende acabó con su vida, siendo encontrado 20 minutos después por el general Javier Palacios.

El atentado contra La Moneda fue el primer paso para lo que sería la dictadura militar en Chile, en la cual según datos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos hubo 40.175 víctimas calificadas oficialmente, “incluyendo ejecutados políticos, detenidos, desaparecidos y víctimas de prisión política y tortura”. En la Región de Coquimbo existieron 31 recintos, conocidos hasta ahora, que fueron utilizados por agentes del Estado, donde se realizaron actividades ilegales, como secuestro, asesinatos, inhumación y exhumación ilegal, entre otros crímenes. 

Las experiencias de vida que se forjaron en torno al recuerdo del Golpe de Estado y el proceso de dictadura son muy variadas y hoy en día siguen existiendo muchas secuelas, que tal vez nunca se superarán. Hay muchas familias que nunca tuvieron respuesta del paradero de sus seres queridos, ya que de los muchos detenidos desaparecidos que hubo en dictadura aún no se sabe con exactitud que sucedió En este contexto se destacan distintos testimonios de mujeres, residentes de la Región de Coquimbo, las cuales tuvieron que enfrentar de diferente forma, perspectiva y edad este acontecimiento y época, que marcó a todas hasta el día de hoy.

Roxana Labbe, fue criada en una familia que se denominaba “allendista más que comunista” que sintió mucho dolor cuando supo que el presidente había muerto, ya que según Labbe lo veían como parte de la familia. Ella tenía 8 años de edad cuando ocurrió el Golpe Militar y comenta que como niña no le tomó el peso real a lo que ocurría en el país en ese entonces. Pero creció y con el paso de los años se fue dando cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Para Roxana esos años fueron de miedo y terror, generando una desconfianza colectiva constante, no se podía hablar libremente de muchos temas, principalmente de política, señala que el país estaba en una guerra civil y sin duda este periodo en la historia de Chile “fracturó a una generación”. 

Labbe indica que en esos años era una “activista de la calle ante los pacos… me cagué de miedo e incluso estuve presa, yo andaba con piedras en los bolsillos constantemente, aprendí a usar armas para defensa personal, a como meterme en un lugar sin que me siguieran y a no sentarme detrás de una puerta o ventana por seguridad.”

Otra es la historia de Gina Isidori, que tenía aproximadamente 20 años al momento del Golpe de Estado, ella recuerda que el día del atentado al Palacio de La Moneda tenía una prueba que rendir en el pedagógico de la Universidad de Chile, ya que era estudiante de Literatura.  Después de rendir el examen se da cuenta de que todos corrían hacia la parte de atrás del establecimiento, donde se encontraba la carrera de filosofía, allí se estaban quemando documentos que podían ser comprometedores para algunas personas. Gina cuenta que además de todo el ajetreo, pudo ver militares armados en la parte superior del edificio, los que daban señales para que la gente saliera del lugar. Para Isidori no fue tan impactante el Golpe Militar en sí, sino que le afectó mucho más lo que ocurrió previo a este en su universidad, cuando las ideologías políticas se encontraban tan a flor de piel que “entre compañeros, comunistas y socialistas se agarraban a cadenazos y golpes”.

Al igual que Gina, Clara Godoy también tenía 20 años en esa época, ella vivió de diferente forma este suceso, puesto que no solo le afectó directamente, sino que también a su hija que estaba por nacer. A dos días de enterarse de su embarazo, Godoy se dirigió a su trabajo en El Instituto de Desarrollo Agropecuario ​(INDAP) ubicado al lado de la casa de La Moneda en Santiago, el día 11 de septiembre la habían enviado a la Corporación de la Reforma Agraria (CORA) la cual se encontraba a una cuadra aproximadamente de INDAP.

Ese día el edificio estaba resguardado por militares, quienes hicieron pasar a Clara dejándola en el departamento donde trabajaba junto a sus compañeros.  A las 11:00 de la mañana empezó el bombardeo a La Moneda, Godoy recuerda que fue atroz, lo único que lograron hacer con sus compañeros fue abrazarse y llorar. La dejaron regresar a casa cerca de las 6 de la tarde, en pleno toque de queda, había disturbios en las calles, balazos por doquier y ningún tipo de locomoción, comenta que en ese momento solo pensó “bueno, si tendré que morir tendré que morir, pero no me voy a quedar acá”.  Días después del atentado a La Moneda le dijeron que no fuera más a trabajar porque existían 2 desaparecidos en las oficinas, debido a esto y por un decreto, resultó despedida, por ello se le hizo muy difícil conseguir empleo nuevamente. 

Cuando Clara tenía 7 meses de embarazo su pareja consiguió asilo en la embajada de México, debido a que los militares lo estaban buscando, ella iba a visitar a su pareja “salía cuando se estaba oscureciendo, a veces pasaban patrullas por el toque de queda y me tenía que tirar al suelo para esconderme con una guata tremenda”. Clara no pudo ver más a su compañero, ya que no permitían visitas en la embajada, cuando dio a luz, después de pasar 8 días hospitalizada, indica que “fui a la embajada para que él conociera a su hija, ese mismo día se lo habían llevado” y así perdieron el contacto por muchos años.

La historia de Alejandra Rojas es parecida a la de Clara Godoy, ya que su padre fue detenido. Alejandra destaca que “el Golpe de Estado cívico militar trastoco y afectó la vida de todos, para quienes estaban a favor o en contra de la ideología del Gobierno”, ella fue exiliada porque su padre era simpatizante del gobierno de ese entonces. Rojas menciona que “él fue nombrado director de un hospital de Rancagua en la Unidad Popular, era  militante comunista y apoyaba al gobierno de Allende, por lo tanto, para el momento del Golpe lo tomaron detenido”.

El padre de Alejandra estuvo en esa condición por un par de años “los primeros meses mi mamá busco intensamente a mi papá, después de 3 meses aproximadamente y por testimonios de otro preso supo que estaba en Tres Álamos” un centro de detención y tortura. Esto llevó a que la familia de Alejandra se separara durante este período, ya que a ella y a su hermana mayor las llevaron a vivir donde sus abuelos paternos, sin embargo, los hermanos más pequeños se quedaron con su madre.

Luego de peregrinar por diversos centros de detención del país, su padre fue liberado y toda la familia se fue al exilio. En esa época existían muchos recintos de detención, Rojas comenta que muchos balnearios creados en el Gobierno de Allende para vacacionar, fueron utilizados con este fin. Para ella el hecho de ser exiliada tan pequeña le afectó mucho “era triste que una niña de 7 años no pudiera entrar a su país, tenía el sentimiento de no tener una patria, siendo uno de los principales derechos del ser humano, el de pertenecer” el exilio para Alejandra significó el sentimiento permanente de no tener raíces a pesar de haber vuelto a Chile.

Desarraigo, miedos latentes y recuerdos dolorosos son algunas de las cosas que comparten estas mujeres que a través de sus testimonios dan cuenta de las heridas sin sanar, Roxana Labbe menciona que “Hasta el día de hoy es muy difícil que yo este de espaldas a una puerta en un lugar abierto, ya se me pasaron las pesadillas, pero durante muchos años las tuve y eran básicamente de persecución.  

Por su parte, Clara Godoy afirma que “a mí nunca me faltó nada, pero mi círculo y las familias del entorno quedaron destrozadas, muchos no lograron salir adelante, fue un camino difícil, que yo personalmente creo que no lo he superado completamente” A las palabras de Clara se suman las de Alejandra Rojas  “yo creo que es una herida que no cierra, mucha gente que piensa, por qué seguir pegado en el pasado, creo que el hecho de pedir y exigir justicia y de no perdonar, porque yo no perdono a las personas que torturaron a mi padre, está bien” 
Es por el daño causado y la sed de justicia no saciada que muchas personas sienten que aún no cierran este capítulo de la historia. Fue recién el presente año 2023 que el Gobierno de Chile firmó el decreto para oficializar el Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia, el cual tiene como objetivo principal “esclarecer las circunstancias de desaparición y/o muerte de las personas víctimas de desaparición forzada, de manera sistemática y permanente, de conformidad con las obligaciones del Estado de Chile y los estándares internacionales”  esta iniciativa se había pedido por mucho tiempo y se espera que entregue respuestas a familiares y amigos de las víctimas de la dictadura militar.

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