
Pantallas nocturnas y su impacto al dormir
En el actual contexto y en un mundo de hiperconectividad, el uso nocturno de dispositivos electrónicos como celulares, televisión o computadores pueden afectar de gran manera a la calidad del sueño de las personas y aumentar de manera considerable los niveles de ansiedad y estrés. Hoy en la era digital, este es uno de los grandes problemas para el bienestar mental y físico tanto de jóvenes como de adultos.
Por Joaquín Álvarez
Se volvió algo habitual que antes de dormir se revisen redes sociales, noticias, mensajes, etc. Sin embargo, esto tiene un impacto mucho más profundo de lo que puede parecer, ya que además de afectar el inicio del sueño, dificulta el descanso profundo y reparador. Estudios recientes lo vinculan con trastornos del sueño y alteraciones emocionales, lo que indica que estar siempre conectado por la noche es un problema más serio de lo que aparenta.
Una investigación realizada por la revista Frontiers realizó una encuesta a más de 45.000 estudiantes, la cual determinó que cada hora extra en una pantalla por la noche aumenta el riesgo de tener insomnio en un 63% y quita 24 minutos de sueño. La doctora Gunnhild Johnsen Hjetland, quien dirigió el estudio, declaró “el uso de pantallas en sí mismo es el factor clave en la interrupción del sueño, sin importar el tipo de actividad que se realice en ellas”.
Uno de los factores que contribuyen a esto es lo que se conoce como doomscrolling, qué es la acción compulsiva de buscar noticias negativas, intensas o inquietantes, tanto en redes sociales como sitios web, lo que puede llegar a alimentar sentimientos de miedo, preocupación y ansiedad, activando el sistema nervioso e impidiendo la relajación necesaria para llegar a conciliar el sueño.
Otra consecuencia relacionada es el llamado FOMO (fear of missing out) el cual se refiere a la ansiedad que sienten las personas al pensar que podrían estar perdiéndose de eventos, novedades o algún acontecimiento importante si no están conectadas constantemente, generando estrés y contribuyendo a permanecer en las pantallas por más tiempo.
En el Hospital San Pablo de Coquimbo, también se ha estudiado cómo los trastornos del sueño afectan a la comunidad. La unidad de neurofisiología realizó diagnósticos a 254 pacientes con insomnio o apnea, con estos resultados se les recomendó evitar las pantallas en sus dormitorios, mantener horarios regulares, y reducir cafeína, alcohol y luces intensas al anochecer. La Dra. Anthonella Veracierta resaltó que un sueño solo es reparador cuando se mantiene continuo, sin múltiples despertares nocturnos.

El descansar de mala manera conlleva una serie de consecuencias, ya que puede afectar funciones cognitivas importantes como la concentración, la memoria o la claridad mental y la capacidad de tomar decisiones correctas. El mal descanso debilita el sistema inmunológico y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades y trastornos como la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los adolescentes y jóvenes que no duermen lo suficiente son más propensos a experimentar síntomas de ansiedad, irritabilidad y reflejarlo en un mal rendimiento académico.
Para evitar estas repercusiones es importante establecer rutinas saludables para el descanso, evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de acostarse, cualquier tipo de luz intensa, aminorar paulatinamente el acceso a redes sociales son algunas de las prácticas recomendables por la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos. Si el ambiente está libre de notificaciones, mensajes o estímulos que mantienen el cerebro despierto, el cuerpo responderá positivamente ante esto y el descanso será mucho más óptimo.
Finalmente, es importante reconocer que, aunque nadie se salva de esto, los jóvenes son los más propensos a sufrir estas consecuencias al crecer envueltos en un entorno de hiperconectividad, ya que para muchos estudiantes el celular no es solo para comunicarse, es una herramienta de información, entretenimiento y hasta una fuente de trabajo. Esto puede generar una gran dependencia, lo que dificulta la desconexión, inclusive si el cuerpo pide un descanso.
Es relevante tomar conciencia sobre la necesidad de desconectarse por momentos para recuperar un descanso de calidad. No se trata de usar menos los dispositivos eléctricos o de apagar las pantallas, sino de reflexionar en cómo esto puede afectar nuestro bienestar, en nuestra salud y estado de ánimo. Se debe encontrar un equilibrio que permita aprovechar las ventajas de la era digital, sin sacrificar los ámbitos fundamentales del ser humano.