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Por Krisna Martínez

En la región de Coquimbo se han implementado una serie de medidas para resolver el problema, sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para proporcionar un acceso educativo de calidad a todos por igual.

La inclusión de personas sordas en el sistema educativo que proporcione igualdad de oportunidades para todas y todos los estudiantes aún es un desafío que afecta a todas las regiones de Chile. Si bien la creación de la lengua de señas ha permitido que podamos generar una relación comunicacional, lo cierto es, que no soluciona los problemas de base que cumplan con las necesidades que significa pertenecer a una cultura sorda. 

Según el último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en Chile, la comunidad sorda constituye un total de 118,857 personas con discapacidad auditiva, lo que representa aproximadamente el 1,1% de la población total. Además, el 90% aproximadamente creció en una familia conformada por personas oyentes, por lo que se les dificulta poder integrarse en un entorno de forma normal, pues no comparten una misma forma de percibir la comunicación. 

La cultura sorda es el conjunto de valores, historia, formas de relacionarse, costumbres, entre otros conceptos que identifican a la comunidad sorda y también a quienes tienen grados de pérdida leve de audición. En este conjunto se considera a cualquier persona que tenga problemas auditivos.  Gran parte de las personas sordas se comunican a través de la lengua de señas, denominada como la visual gestual, gramatical y lingüística que utiliza la comunidad sorda para comunicarse.  Sin embargo, no todos la dominan o incluso la conocen, algunos desarrollan sistemas de signos propios para entenderse entre sí. 

En el año 2021 fue promulgada la ley N 21.303, que reconoce oficialmente la lengua de señas como la forma de comunicación de la comunidad sorda y establece garantías para su acceso a servicios públicos, educación, empleo y salud. Además, se establece que los estudiantes sordos tengan la oportunidad de acceder a todos los servicios educativos de la lengua de señas como primera lengua y en español escrito como la segunda. 

Aunque la lengua de señas sí es un gran mecanismo de apoyo para los establecimientos educacionales, también deben considerarse o implementarse medidas que se ajusten a otros ámbitos. Una de ellas es tomar presente el espacio visual, ya que es a través de él que los estudiantes sordos o sordas establecen relaciones comunicativas. 

Verónica Calderón, presidenta del Instituto de la Sordera, expresa al respecto que “la lengua de señas no es el único ámbito que debe reforzarse, tenemos que tomar en cuenta que los sordos son seres visuales y, por tanto, hay que ajustar las medidas que se toman entendiendo eso. Una solución real es ordenar la sala de clases de una forma que la visual sea general y no frente a frente donde le veo la espalda al compañero” 

En este sentido, el Ministerio de Educación tiene una división educativa llamada Educación Especial, la cual tiene el objetivo de generar , asesorar y difundir las diferentes políticas y normativas que surgen para resolver diferentes problemas educativos de niños, niñas y jóvenes que presenten algún grado de discapacidad . Esta modalidad opera a través del Programa de Integración Escolar (PIE), el cual se encarga de entregar estrategias de aprendizaje a estudiantes que tengan necesidades de apoyo para aprender los contenidos que se imparten durante los años escolares a través de recursos y acompañamiento de profesionales como, por ejemplo, intérprete de lengua de señas, psicólogos y médicos.

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Myriam Estrella Gutiérrez, coordinadora de la modalidad de Educación Especial del Ministerio de Educación, expresó que no todos los establecimientos educacionales de enseñanza básica y media en la región cuentan con PIE, pues algunos de ellos pertenecen a agentes privados que deben evaluar a voluntad si incorporarlo en sus bases curriculares. En el año 2023 se realizó un catastro del número de estudiantes con hipoacusia (pérdida auditiva parcial) y sordera (pérdida auditiva total) que participaron en los programas de integración escolar, arrojando un total de 98 estudiantes a nivel regional, de los cuales 61 pertenecen a la provincia del Elqui, 19 en Limarí y 18 en Choapa. 

El PIE permitió que las personas sordas tuvieran la posibilidad de integrarse en colegios regulares, lo que en un principio fue bien recibido. Sin embargo, esto permitió que algunos estudiantes con pérdida de audición se sintieran aislados de sus compañeros al ver la imposibilidad de comunicarse entre sí. La Directora Ejecutiva del Instituto de la Sordera destaca que “acá en el instituto llegan estudiantes de 10, 14 y hasta 20 años que fracasaron en los colegios regulares. Llegan acá con muchas falencias, muy afectados emocionalmente, sin conocer la cultura y sin haber desarrollado lengua o identidad.”

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Según datos entregados por el Ministerio de Educación, solo un 20% de los establecimientos con PIE cuentan con educadores sordos o intérpretes con lengua de señas. Además, un 70% tiene solo un estudiante sordo que no tiene posibilidad de interacción con sus pares ni con la comunidad sorda. 

Rosse Marie, mujer de la comuna de Coquimbo que nació sorda, tuvo que a lo largo de toda su enseñanza educativa cambiar de colegios regulares varias veces en la región debido a su condición. Sin embargo, un día fue inscrita en el colegio Manuel Rodríguez, un establecimiento municipal ubicado en la ciudad de La Serena que se especializa en la enseñanza para sordos y personas con discapacidades intelectuales. «Me sentí muy bien allí porque todos mis compañeros eran sordos y los profesores me enseñaron lengua de señas, que antes no conocía, fue una experiencia muy positiva para mí».

Educación Superior 

Desde el año 2021 se ha estado desarrollando por parte de la Universidad de La Serena, en conjunto con el Área General de Desarrollo y Formación Ciudadana, un taller para aprender lengua de señas, dirigido a egresados, estudiantes y funcionarios. El objetivo es promover la inclusión de personas sordas y la formación ciudadana, después de que la lengua se transformara en la lengua oficial en el mismo año. 

El taller consta de dos niveles, uno inicial para conocer y tener un primer acercamiento con los conceptos y fundamentos de la lengua de señas y el otro para conocer el conjunto de señas y signos comunicativos. Además, estos cursos cuentan con gran éxito, ya que cada convocatoria atrae a 300 y 400 postulaciones en el periodo de una semana, lo que refleja un alto interés y compromiso por parte de la comunidad universitaria. 

El curso estará disponible nuevamente durante el segundo semestre del presente año, puede tomarse de manera presencial u online, facilitando el acceso al público diverso. Quienes estén interesados deben postularse a través de un proceso de selección que considera diversos criterios, como la motivación y relevancia del curso para el desarrollo profesional, tomando siempre en cuenta que se aceptarán en primer lugar a personas que presenten algún grado de pérdida de audición o convivan con personas sordas en su círculo familiar o cercano. 

El coordinador de la Oficina de Egresados, Rodrigo Davanzo, comentó las próximas medidas inclusivas que se planean implementar a futuro, indicando que “estamos levantando desde el año pasado coordinaciones para hacer un seguimiento a titulados con discapacidad una vez que hayan iniciado su búsqueda en el ámbito laboral , para esto iniciamos una línea de trabajo que comprende dos puntos importantes: por un lado, la selección y comunicación con los empleadores; y por otro, el análisis posterior a conseguir el trabajo”.

En la región de Coquimbo, el desafío requiere de esfuerzos continuos para promover una educación de calidad en todos los niveles educativos de enseñanza. A pesar de los avances de medidas inclusivas como el PIE o talleres en lengua de señas, aún existen barreras que limitan la participación de estudiantes sordos en los colegios regulares.