Casos de maltrato animal han movilizado a la ciudadanía para exigir mayores sanciones

Casos de maltrato animal han movilizado a la ciudadanía para exigir mayores sanciones

Según datos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, actualmente existen más de 2 millones mascotas inscritas en el Registro Nacional de Animales de Compañía  entre perros y gatos en Chile.

Por Emely Olivares y Aldo Railef

A principios del año 2017 la brutal golpiza que sufrió un perro callejero en el Barrio Patronato, en la comuna de Recoleta, movilizó a una gran cantidad de personas que a través de las redes sociales y manifestaciones exigían pena de cárcel para los autores del abuso, el caso causó tanto revuelo que en el mes de julio de ese mismo año se promulgó la Ley 21.020 sobre Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, más conocida como “Ley Cholito” en honor al can asesinado. El 2023 el caso de dos perro comunitarios que fueron eutanasiados para luego usar sus cuerpos en la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad del Alba sede La Serena indignó a los estudiantes y a la comunidad en general, a este suceso se suma el reciente caso, que se dio a conocer a través de redes sociales, sobre un perro que habría sido drogado con tusi en la ciudad de Antofagasta. Estos hechos fueron condenados ampliamente por la sociedad, una sociedad que está cada vez más preocupada por los derechos animales, principalmente por las mascotas o animales de compañía. 

El sociólogo Samuel Hernández analiza dicha reacción y asegura que un caso así no habría generado tanta indignación ni movimiento hace un tiempo atrás, ya que  había menos conciencia animalista. No obstante, establece una diferencia entre animalismo y la preocupación concentrada meramente en animales domésticos, particularmente en mascotas, de las cuales hay registradas 2.303. 919 inscritas en el Registro Nacional de Animales de Compañía, entre perros y gatos, en todo el país según datos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo. 

El Abogado de Derecho Animal Israel González respalda este argumento y explica el concepto denominado especismo, este corresponde a una discriminación inconsciente de la población que prioriza la vida de mascotas por sobre animales en general. Es decir, se hace una diferencia arbitraria entre distintas especies de animales. Entre estos, destacan los gatos y , por supuesto, los perros, que reciben mayor atención, cuidado, adopción y presencia en difusión mediante redes sociales o presencia mediática. Israel compara el caso con animales como caballos y vacas que también se utilizan para estudio anatómico, por ejemplo.

Caso Universidad del Alba 

A eso del mediodía del jueves 25 de mayo estudiantes de la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad del Alba sede La Serena dieron a conocer la desaparición de dos perros comunitarios llamados “Negri” y “Llorón” desde las dependencias de la casa de estudios, los que luego fueron reconocidos por alumnos como nuevos cadáveres, supuestamente donados. 

Se les administró eutanasia, con el fin de ser utilizados para estudio en el ramo de “Anatomía” a raíz de una escasez de cuerpos donados por clínicas veterinarias o dueños particulares. Las sospechas y la difusión de los hechos llevaron a la universidad a abrir una investigación interna paralela a peritajes de la Policía de Investigaciones para determinar si efectivamente los cadáveres correspondían a los perros desaparecidos. Luego de tres días, esto se confirmó.

Ese mismo día jueves 25 de mayo, estudiantes de la carrera involucrada llamaron a una movilización espontánea, además, realizaron un paro de actividades académicas de manera inmediata, a lo cual se sumaron todas las carreras por la tarde. Posteriormente, se desarrollaron velatones y  más manifestaciones en nombre de los perros asesinados.

Samuel reflexiona sobre el impacto que tuvo este caso señalando al especismo como una de las causas fundamentales de la atención que se le dio. Agrega que la muerte injusta de ambos canes apela directamente a lo emocional, ya que son percibidos como seres inocentes “uno ve al perro igual que como ve a una guagua. Es pristina, es inocente. Por lo cual, causa una indignación mayor ya que no se pueden valer por sí mismos”. Enfatiza que, al ser perros comunitarios, los estudiantes sienten una especie de camaradería o comunidad en manada con los seres con los cuales conviven día a día.

Organizaciones estudiantiles animalistas, como “Cachupines UCN” y “Perruls”, de las Universidades Católica del Norte y de La Serena, respectivamente, comparten total rechazo y tristeza por el caso. Enfatizan que debe haber mayor educación y concientización a la comunidad para convivir con estos seres con los cuales se comparte el mismo espacio.

Sahir Monárdez, secretario de  Perruls por el presente año, comenta que “este caso podría tener implicancias sociales, económicas y políticas en el cuidado apropiado a perros comunitarios de establecimientos educativos”.

La investigación interna de la Universidad del Alba dio como resultado la suspensión del Vicerrector y desvinculación del director de Administración y Finanzas, la directora de la carrera de Medicina Veterinaria, el director del funcioHospital Veterinario y una docente de la misma carrera, todos funcionarios de la sede de La Serena. Si bien no se entregaron sus nombres, fueron  acusados de  haberse coludido para eutanasiar a las mascotas comunitarias en el laboratorio de anatomía de la carrera de Medicina Veterinaria. El día lunes 29 de mayo la Universidad emitió declaraciones públicas afirmando que estaban “profundamente dolidos y horrorizados con lo ocurrido con Negri y Llorón” y que la situación “ha golpeado el alma y corazón de nuestra comunidad, no estamos dispuestos a avalar actos que atenten contra la ética y los valores institucionales”.

Los estudiantes de la carrera de Medicina Veterinaria declinaron a hablar, pero designaron como vocera a una persona que por motivos de seguridad se presentará como Andrea, debido a que un medio regional publicó una foto de una alumna e información erronea que involucraba a estudiantes del asesinato, por lo que muchos de ellos recibieron amenazas a través de redes sociales e incluso de manera presencial “Llamaban a que nos quemaran con aceite hirviendo, que nos golpearan por andar con nuestras pecheras clínicas, etc. Nos llegaban muchas amenazas y por lo mismo se acordó que solo se utilizara  mi voz para dar información a la prensa”.

Andrea declaró que “como futuros médicos veterinarios, el actuar de la universidad no nos representa para nada, no compartimos el actuar de nuestros docentes ni del médico veterinario implicado en esta situación”. Aun así los alumnos exigen respuestas, ya que aún no tienen conocimiento sobre el motivo de la desvinculación, quiénes fueron los responsables en sí ni los nombres de los involucrados. “Esto nos ayudaría a limpiar el nombre del resto de los docentes que aún siguen trabajando en la universidad, ya que ellos han recibido mensajes, insultos e incluso amenazas de muerte”.

Un tema de debate es la supuesta agresividad de los perros, respaldada solo por testimonios anecdóticos, que justificarían de algún modo la  eutanasia. No obstante, los estudiantes recuerdan a Negri y Llorón como perros juguetones y cariñosos “todos los conocíamos y más de alguna vez interactuamos con ellos, pero sí hubo un incidente, sin embargo, fue un hecho aislado. Ocurrió, pero jamás se volvió a repetir” afirmó Andrea. Esto se contradice con la otra perspectiva, de la cual no existe ninguna denuncia formal.

Un caso similar que no culminó en tragedia es el de Foquita, perro de playa  abandonado que visitaba ocasionalmente el recinto educativo. Diego Railef Villanueva, residente del sector, le puso una placa de identificación al can con la denominación “perrito playero” y su número personal, en caso de emergencia. Recibió tres llamadas de personas pertenecientes a la Universidad del Alba  en un periodo de tres semanas. Los dos primeros, uno hecho por una representante de Animalba y el siguiente por una funcionaria, advertían a Diego que se llevase a Foquita debido a amenazas de la Vicerrectoría, que supuestamente tenía la facultad de administrar eutanasia a perros luego de dos episodios de agresión.

La primera instancia lo sorprendió, ya que el perro era de actitud tranquila y muy amigable. La segunda lo dejó sumamente preocupado. No obstante, la tercera fue la gota que rebalsó el vaso, una estudiante de Medicina Veterinaria le informó que el perro presentaba una herida fresca, probablemente realizada con un objeto cortopunzante y le explicó que la clínica veterinaria del establecimiento no puede otorgar tratamiento a perros que no pertenezcan a la universidad, lo cual a Diego le pareció bastante hipócrita por parte de la carrera. Esto hizo que Diego motivara a su familia a adoptar inmediatamente a Foquita, para evitar cualquier evento no deseado. 

Andrea comentó que estos casos eran frecuentes y que luego de la tragedia de Negri y Llorón, dieron paso a especulaciones “teníamos nuestras teorías, ya que más de una vez llegaron animales, no solo perros. También recuerdo que había una cabra, pero nunca supimos de dónde venían los cuerpos para ser estudiados, según los docentes todos eran donados o habían fallecido de causas naturales, nunca lo cuestionamos hasta ahora”. 

Aquel crítico día que se dieron a conocer los hechos, alumnas de tercer año de la carrera aseguraron que no existían protocolos o evidencia de la procedencia de los cadáveres utilizados como materia de estudio. En otras universidades existen protocolos para el consentimiento de donación. La estudiante de la misma carrera en la Universidad de Chile, Karla Ramos, explica que “se pide consentimiento de donación para los animales que fallecen en la granja de la facultad. Y los que no tenían dueño o los que no los reclaman, pasaban a ser estudio de la universidad”.

Este caso impactó profundamente a la comunidad estudiantil, animalista y a la sociedad en general, ya que se evidencia una contradicción ética y de principios como el de resguardar la vida de los animales. 

Normativas que regulan el tema 

Israel repasa las leyes existentes actualmente en el sistema judicial de Chile que reconocen y amparan a animales, sobre todo a perros. Se encuentran tres normas que cumplen con dichos requisitos:  La ley 20.380 sobre Protección de Animales; el artículo 291 del Código Penal, introducido por dicha ley y la Ley 21.020 sobre Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, además, en el Código Sanitario se contemplan servicios veterinarios, tanto clínicos como experimentales.

El abogado descarta que hubo maltrato, puesto que los perros fueron asesinados con eutanasia, por lo que se argumenta que murieron sin dolor alguno. Esto invalida las leyes de protección y tenencia responsable, dificultando la posibilidad que se castigue a los responsables con penas judiciales. Agrega que, en Chile no se prioriza el derecho animal y que a diferencia del borrador constitucional rechazado, la actual constitución hace muy improbable que se vuelvan a implementar propuestas tan progresistas de esta rama del derecho.

Por su parte Samuel finaliza su análisis de las movilizaciones y difusiones mediante redes sociales como una reacción a la esperada falta de justicia que tendrán eventualmente los casos de este tipo, por lo cual existe esta catarsis como una pena social.

La sociedad ha cambiado y uno de esos cambios está asociado a la valoración de los animales, su cuidado y el respeto por su vida, principalmente de aquellos denominados como mascotas o animales de compañía, por lo que las personas se ven cada vez más involucradas y afectadas por hechos de violencia, maltrato, abandono e injusticia contra aquellos que actualmente son considerados como un integrante más de la familia.

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